Cómo lo estaba gozando Bruno Cano abierto de piernas, viendo cómo el chulazo Apolo Adrii le colaba toda la chorra sin condón por el interior de su más preciado agujero. Cada pollazo lo sentía como un puñal invadiéndole por dentro, ocupando cada hueco entre las paredes de su ano. Si a eso le añadía que no podía despegar ojo de ese tio que lo estaba empotrando a base de bien, estaba ante la follada perfecta con el hombre soñado.
Hay tios a los que da gusto chuparles la polla. Te nace de dentro, en cuanto les ves la cara y sabes que te molan. Bruno se arrodilló con todos los honores delante de Apolo y le regaló una buena mamada intentando digerir su gordísimo y largo trabuco. Esa carita de machote empotrador, frunciendo el ceño, mirando cómo se la jalaba, su torso perfecto, atlético, varonil y peludete.
El primer tercio del rabo entró de lujo, pero a medida que se iba acercando a la base, la polla se hacía más y más gorda, obligándole a abrir la boca de par en par. Menuda bicha tenía entre las piernas para hacer felices a los hombres, tan grande y potente. Incapaz de tragársela hasta los huevos, Bruno se decantó por amársela paretando fuerte el rabo entre sus labios y mirando la carita guapa de su dueño.
Sentir el miembro viril y potente de ese macho calzándole el culo, le hizo sentir como en el cielo. No podía dejar de mirarle, tan concentrado en penetrarle el agujero, tan buenorro, con esa pedazo pija impresionante que salía y entraba a pelo por el interior de su ojete una y otra vez. Se montó encima de él y le hizo una buena paja con el culo, se abrazó a su cuello y le robó un beso mirándole fijamente a los ojos. Pegó la cara a su estómago en el momento de la corrida para llevárselo todo, un grato recuerdo de ese chulazo.
VER A APOLO Y BRUNO EN TIMTALES.COM
