Comer pollas es como empezar a comer una bolsa de gusanitos, te envicias con el primero y al final terminas a manos y boca llenas. Con las pollas es lo mismo, sobre todo si tienes varias a tiro como Louis Ricaute en el glory hole de Boyberry, cuando parece que la primera ha conseguido saciarte el hambre, el simple hecho de verlas colgando gigantescas a falta de cariño, hace que instintivamente te sientas en la obligación de propinarle caricias a todas a pajote y mamada terminando con la boca y la cara llena de leche cuya procedencia desconoces por completo. Es lo que tiene hacerse un glory, que no sabes quién se esconde detrás del agujero que tanto placer te proporciona.
Lo mismo les pasa a los que cuelan el rabo por el agujero, que sin saberlo puede que la boca que se la chupa no sólo les esté dejando saliva, sino una buena cantidad de lefa de tios desconocidos deslizándose por su barra a cada calada que les pega, que es lo que les ocurre precisamente a los chavales que cuelan su rabo cuando Louis Ricaute ya se ha comido y deslechado otro par sobre su cara.
Louis está en el paraíso de las pollas. Las hay de todos los colores y tamaños y le encanta. Intenta llenarse la boca primero con un pollón de caballo, largo y enorme que se doblka hacia abajo por su propio peso. Después se lanza a por una polla casi de las mismas dimensiones pero que se curva en la dirección contraria, hacia arriba, venosa y que responde perfectamente a sus mamadas. Es sacársela de la boca un ratín y la muy puta se mueve poniéndose más tiesa y firme, presentando sus respetos al capitán mamón.
El de la polla de caballo no se queja cuando no tiene boca, pero basta que Louis se dedique a ella para que el otro empiece a reclamar su atención pidiendo lengua, enervando la polla hacia lo alto una y otra vez hasta que por fin se acerca y se la chupa. Menudo envidioso. Es tal la envidia, que el poseedor de ese hermoso rabaco, Antonio Miracle, no está dispuesto a pasar tanto tiempo sin sus caricias. Con un par de huevos retira la polla del agujero y se cuela dentro de la cabina polla en mano para plantársela en la boca y que así se pueda comer las dos juntas.
Los dos se agachan frente al tio de la polla de caballo y comparten algo más que besos. Juntos se ponen a mamar el rabo, cada uno de un lado presionando con la fuerza de los labios, recorriéndolo a la vez para hacerle una paja a dos bocas, chocando sus barbas, la de Louis todavía con los mecos de lefa de los otros tios. Al turnarse para chupar y al besar a Louis, Antonio se encuentra con lo más grande, el saborcito de lefa de los otros chavales mezclado con saliva, una puta guarrada de vicio. El pollón se abre paso entre sus labios como puede, entre esas dos bocas que cada vez están más juntas y que no paran de repasarle el mango con la lengua y meterse su cipote a fondo. Una puta delicia para correrse, ver la barba de Antonio raspándose contra la de Louis llenita de lefa, compartiendo corrida de macho.
Antonio agarra el pollón con la mano y lo conduce con mimo hasta la boca de Louis. A base de besitos le recorre la espalda, se pone detrás de él y le sube las caderas para poner el culo a tiro de su polla. Con las manos agarrándole bien de los muslos, sin ponerse condón ni nada, se la cuela por la raja a pelo hasta que los pelos de sus partes le rozan el culete y una vez bien encajada se lo empieza a follar.
Como un pavo de acción de gracias se va a ir el cabrón, relleno por delante y por detrás con buenas pollas. Antonio se agacha para decorarle el culo con saliva y al subir de nuevo para meterle la polla lo hace sin reconducirla hacia su ojete con la ayuda de la mano, deja que sea su rabo cilimbreante el que tome contacto con el agujero encharcado de babas y se cuele dentro. Puños hincados sobre la espalda de Louis, abdominales duros y fuertes, Antonio le sigue machacando el ojete a base de bien. Follador nato al que a todos nos gustaría tener a nuestra espalda para dejar que se desfogue.
De follador a follado, Antonio le cambia el puesto y se derrite cuando Louis le mete el rabo también sin condón. Tiene que desplegar el culo poniendo una pierna sobre uno de los glory para que le entre entera. Vientre y culo peludo se encuentran en una follada perfecta sólo apta para muy machos. El cuerpo de Antonio con su espalda fuerte y tatuada, empieza a rebotar hacia adelante y atrás y en medio de la follada recoge al polla caballo y se mete su rabo dentro de la boca con hambre. Otro pavo relleno de nabo.
Como si se tratara de un boxeador en mitad de un asalto, Antonio se apoltrona en la esquina de la cabina. Louis, como entrenador ofreciéndole la toalla, le insufla ánimos sentándose sobre su polla y pajeándosela. Antonio no tiene escapatoria, sólo acierta a ver a un pedazo macho grandote saltándole encima del rabo tieso que no para de comerse un rabo enorme que sale de un agujero. Está perdiendo hasta el conocimiento con tanta polla y follada, pero aún le queda el instinto que le dice que eleve el culo y siga follando como un hombre.
La leche está a punto de correr por la cabina y la forma en la que va a suceder haría que cualquiera que les estuviera observando por los agujeros agarrasen su polla y se corriesen de vicio puro. Antonio se alza sobre la esquina dando de comer rabo a Louis mientras no deja de pajear el rabo gigante del glory a gran velocidad. El polla de caballo suelta un primer lefazo espeso y enseguida Antonio se agacha junto a Louis, poniendo los dos los labios a cada lado, mientras el pollón sigue expulsando leche que les llena las bocas, las barbas y las piernas cayendo como gotelé, espesita, nutritiva y blanca, de sus caras hacia abajo en un delicioso pringue de leche que no dudan en compartir con un morreo, sacando las lenguas y depositándolas sobre la raja del cipote para recoger cada gota.
A pesar de haberse comido ya la lefa de tres tios, Louis necesita más. Se lo hace entender a Antonio sin mediar palabra, acercándose a su pierna llena de leche y relamiendo. Antonio se levanta, se pajea el rabo mientras Louis le come los huevos y se le corre encima de la cara. Como una pizza de cuatro quesos se le ha quedado, con la leche de cuatro machos pollones sobre su jeta. Así se queda, relamiéndose, practicándose la última paja, la suya, con Antonio agachándose de nuevo para relamerla sobre su torso peludo.
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