Ser buen vecino implicaba recoger los paquetes del chico del chalet de al lado cuando estaba trabajando y llevárselos a la puerta de su casa. Por desgracia, uno de los paquetes llegó roto y Mason Skyy pudo ver lo que contenía, un consolador. Su vecino Thomas Rosewood vivía solo. O lo utilizaba para jugar con las chicas que llevaba al picadero o le gustaba meterse ese tipo de cosas por el culo. Mason se sintió avergonzado por haberlo visto, pues ahora no podría dejar de pensar en ello.
Por suerte iba a terminar pensando en otra cosa cuando regresara a su casa, cosa que no ocurriría hasta dentro de varios minutos, porque al llamar y entrar para dejar el paquete, se encontró a Thomas en paños menores, cascándose una paja en la cama, tan tranquilamente. Mason todavía vivía con sus padres y no estaba acostumbrado a vivir la vida y ver a otros tios desnudos y empalmados. Tampoco había tenido tiempo de pensar ni decidir si le iba la carne o el pescado, pero al ver la pirula tiesa y grande de su vecino, pareció que iba teniendo las cosas más claras.
Se desnudó y acompañó a Thomas. Cruzaron pajas mientran veían fotos subidas de tono y videos porno de tios follando y mamando rabos. Estaban tan calientes que acabaron haciendo un sesenta y nueve dando inicio a una tarde llena de pasión. Mason se llenó la boca de rabo. Thomas se lo pasó pipa con el culito del chaval, tan blanco y redondito, con unos buenos pelazos rodeando su agujero y bajando hacia sus pelotas.
Ya convertidos en nuevos mejores amigos, Mason le preguntó a Thomas para qué usaba el consolador. La respuesta le dejó mudo. Thomas lo iba a usar para abrir su culito por primera vez y experimentar nuevas emociones, pero ya que Mason estaba allí, podría hacerlo él mismo con su gorda y larga picha. Mason no se lo pensó dos veces. Agarró su trabuco y desfloró por primera vez el hueco de ese chulazo, sin condón e insertándole hasta el fondo toda la pija dura.
Estaba tan apretadito, sabía que era el primero en metérsela, que nadie más lo había hecho antes. Una oleada de calor le inundó la espalda, la nuca, bajó de repente con un frío sudor de su frente a su polla y se corrió encima del cuerpo de su vecinito guaperas, dejándole todos los mecos encima. Thomas todavía la tenía dura. Pidió a su vecino que se sentara encima de sus piernas, que se la clavara. Mason se la insertó a pelo y la pajeó con su trasero, luego se dejó dar por culo y sintió los lefazos de Thomas clavándose en sus nalgas con fuerza, como el estallido de un buen chorro de agua de una manguera impactando contra una pared.
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