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El segurata Malik Delgaty revienta a pollazos el apretado culito del camarero Joey Mills sin condón con su enorme polla y se corre en su cara | MEN

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Lo único que le dijo su jefe a Joey Mills fue que se preparara para la noche porque dos estrellas de cine iban a cenar en el restaurante, concretamente en el reservado de la parte de arriba. Por suerte Joey era un chico muy echao pa’ lante y no se puso nervioso ante tamaña responsabilidad, es más, a pesar de la tremenda presión de los periodistas y fotógrafos que intentaban colarse en el reservado, él mantuvo la calma bandeja en mano como si fuera a atender la comanda de una pareja normal.

Con lo que no contaba era con las fuertes medidas de seguridad con las que iba a encontrarse antes de acercarse a la mesa. Un chulazo cachas y atractivo llamado Malik Delgaty que debía ser la persona de seguridad de los actores, se dispuso a comprobar que no llevaba armas encima y le cacheó entero de arriba a abajo deteniéndose más de la cuenta de la cintura para abajo.

Que Joey gastaba una buena cacharra lo sabían hasta en Pekín y el segurata no tardó en comprobarlo, de hecho se quedó palpando un ratito la culebra que serpenteaba y bajaba por un lado de la pernera de los vaqueros, como desconcertado por haberse dado cuenta de que un chico tan delgadito pudiera tener semejante pollón. Lo que no sabía era que se estaba poniendo durito gracias a él.

Al darle la vuelta para cachearle por detrás, el segurata se propasó más de la cuenta. Llegó a acercarse demasiado por detrás, arrimando su cebolleta al culete del camarero. Al sentir un buen paquetón en el trasero, Joey se puso tan cachondo que salió su vena animal y empezó a perrear, masajeando con el trasero todo ese grandioso bulto.

Y a pesar de que en ese momento le hubiera apetecido bajar la cremallera de ese macho y dejar que le metiera la polla hasta la garganta, le dejó con el calentón encima y se dedicó a servir a la pareja, pero sin dejar de seducir a ese hombre al que haría arder en deseos de follarle. Miraditas, meneos de culete. Por mucho que intentara parecer serio y formal con el trabajo que se le había encomendado, Joey sabía que se moría por proteger su culo y que tantas horas allí de pie acabarían por vencerle de alguna forma.

Se resistió más de lo que Joey pensaba, así que al final se acercó, le bajó los pantalones y descubrió lo que el pobre estaba aguantando, con toda la polla firme, durísima, larga y tan gorda como el antebrazo de Joey por lo menos. Joey miró esa pedazo de polla enorme, luego a Malik que seguía con cara de pocos amigos. Se relamió los labios para humedecerlos y empezó a chuparle la verga.

Dura, cilíndrica, hermosa. Le encantó sentir el calor de un gordísimo cipote resbalando por la parte superior de su paladar y que tuviera una forma tan perfecta de polla idílica le permitió hacer un rodamiento, un beso de tornillo con los labios, con el rabo dentro de la boca. Le bajó un poco más los calzones descubriendo su huevera de la que rezumó un olor a macho irresistible.

Le sobó las dos bolas con la mano, le agasajó el miembro, tan duro que le entraron ganas de atraparlo por la base, menearlo y darse de hostiazos con él en la mejilla. Y lo hizo. Qué grande. Hizo un poder. Se ayudó agarrando las pelotas por detrás, obligándose a tragar todo ese miembro viril tan potente. Le gustaba tanto y se estaba poniendo tan perro que escupió encima del cipote y volvió a devorar la polla a bocados.

Aunque quisiera parecer concentrado, Malik se había despistado con la mamada y un montón de reporteros se colaron en el reservado. Por instinto, Malik fue a quitárselos de encima a la parejita de cine, sin darse cuenta de que estaba desnudo de cintura para abajo y super empalmado. Su curro pendiendo de un hilo, sin saber si volverían a llamarle, Malik era de esos chicos a los que les gustaba vivir el momento y su momento ahora tenía un nombre y un objetivo: Joey su apretado culito.

Ese chavalín le había estado calentando toda la noche, le había puesto el pito durísimo y él se había aguantado las ganas por respeto, pero ahora, sin nada que perder, se iba a enterar ese zagal de lo que era un buen macho. Le cogió en volandas abusando de su fuerza, le puso mirando hacia abajo y le obligó a comerle la polla, le rasgó la camiseta de manga corta, le bajó los gayumbos poniéndole el culo en pompa y le empezó a dedear el ojete del culo con sus fonidos dedos.

Joey sintió cada uno de ellos como si fuera una buena polla, si bien la de verdad estaba al caer y presentía que iba a ser algo grande. Descubrió lo cachas que estaba el segurata, mucho mejor de lo que él intuía por encima de la ropa que llevaba puesta. No podía apartar la vista de su musculado torso, de la curva redondita que hacía su culazo de perfil. Con los calzoncillos a medio bajar por los muslos, Malik enderezó la polla hacia el frente y se la insertó al jovenzuelo sin condón.

A Joey le dolió un poco. Nunca le había atravesado con una polla así de gorda y tan firme. Ese cabrón no le dejó ni acostumbrarse, ya se lo estaba follando a saco como si fuera la vagina de una chavala, sin tener en cuenta que era un culito prieto que necesitaba su tiempo para acomodarse a cosas de chicos tan grandes. No le quedó más remedio que acostumbrarse a marchas forzadas, cada vez sintiendo más gustito, con toda esa barra de carne jodiéndole por detrás.

Pronto el culo de Joey se convirtió en un sparring para Malik. De estar dándole por culo, con Joey de rodillas, justo donde momentos antes la parejita había estado cenando, se subió al asiento, protegió el culazo de Joley entre sus muslos, que lo de proteger era lo suyo, y le domó a pollazos, penetrándole sin compasión, haciéndole tragarse todo el enorme rabo en cada embestida. Joey, que hace un rato estaba de rodillas, acabó de bruces en el asiento, con ese empotrador viciándose encima de él.

Ahora sí, Malik se sintió más libre que nunca. Pelillos a la mar. Se dio el gusto de sentarse justo donde había estado el actor de moda, desnudo, con la polla tiesa. Joey se acercó a él, hizo una sentadilla, se la clavó entera y se zampó su rabo por el orificio. Malik le cogió en volandas llevándolo encima de la mesa, le levantó una piernecita para dejarle le culete abierto y allí se lo ventiló a pelo.

Joey tenía las mejores vistas, la atractiva cara del segurata, su cuerpazo, la forma en que se lo estaba follando. Se dio el gusto de correrse encima. Volvió de rodillas al punto de partida, con el rabo de Malik delante de sus ojos, que se la estaba pelando encima de su cara. Miró hacia arriba y le encantó descubrir que ese segurata tenía sentimientos y que no podía controlar el placer. La cabeza hacia abajo, el semblante descompuesto a punto de soltarlo todo, los ojos en blanco y de repente la cara de Joey se inundó de semen con tres potentes lefazos bien cargados. Los morretes, los orificios nasales, gomina en le pelo, ciego de un ojo. Sin poder abrirlo, atesoró el cipote entre sus labios saboreando la leche que todavía manaba por la polla.

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