Entrenador en un gimnasio en Melbourne, Hunter Jones no podía dejar ese cuerpazo sólo para las sesiones de entrenamiento con sus clientes y mucho menos para la vista privada de las duchas de sólo unos pocos. Aparte de para sentirse uno bien consigom mismo y sano, ya que te curras varias horas al día el cuerpo, qué mejor que compartir los resultados con el resto del mundo. Aunque a Bentley Race le costó un poco, al final el australiano de 25 años lo enseñó todo, incluído el magnífico y voluminoso rabo que le cuelga entre las piernas.
Un poco de porno le bastó para ponerse palote en la cama y hacer salivar al director que estaba deseando fotografiar ese trabuco desde todos los ángulos mientras su poseedor se pajeaba como si estuviese en casita, con total naturalidad. Hunter reconoció que le moló hacerlo y que quiere volver por más. ¿Significará eso que no le importaría probar por primera vez con un chico? Deseando ver la experiencia.